
Tiene 18 años y es el arquero de la Selección nacional de talla baja; JOAQUÍN BARONIO nació con acondroplasia, una enfermedad genética que tiene una de cada veinte mil personas y debió operarse tres veces. La acondroplasia es una condición congénita y determinada genéticamente. Los niños y adultos con este trastorno tienen baja estatura, miembros cortos y macrocefalia (cabeza grande). La inteligencia es normal así como su rendimiento escolar. Esta discapacidad se debe a un cambio genético que afecta el crecimiento de los huesos largos.
Aunque hoy una sonrisa lo acompañe a todos lados, no siempre fue así. No solo tuvo miedo. También pasó días de dolor, de sufrimiento y llantos. No solo por las operaciones y todo lo que ello acarreaba, sino también por la discriminación y la burla de algunas personas.
A pesar de todo eso Joaquín venció todos los obstáculos y eligió ser feliz. Termino el secundario en él Virgen del Rosario y comenzó a estudiar periodismo.
En una entrevista con Zona Mita, que se emite por FM del Éxodo lunes y jueves a las 19 hs tuvo una extensa charla donde hablo de todo.

Por Gonzalo Cornago
“Era muy chiquito cuando tuve la primera operación y lógicamente que tenía miedo. Fue duro y jodido con mucho dolor. Estuve más de un año en silla ruedas”.
“Psicológicamente prepararme para cada operación era muy difícil y duro. En las dos primeras operaciones no podía flexionar las rodillas y más de una vez se me doblada la rodilla y era un dolor terrible. La anestesia también me generaba mucho malestar”.

“Fue una etapa dura, no poder compartir con mis amigos. En los recreos mirar todo desde un costado. Pero siempre mis compañeros fueron importante para poder superar todo. El aburrimiento y la soledad me podría haber consumido. Fue muy triste para mí, ver a mis amigos hacer cosas que yo no podía”.
“A mí lo que me hicieron para mejorar mi calidad de vida fue un alargamiento óseo. ¿En qué consiste? Es un tutor que se clava en el hueso en forma externa. El hueso se parte y con una llave se va alargando un milímetro por día. Eso mi hicieron en las tibias y los peronés con una duración de un año y dos meses. En los fémures, lo mismo. La de los brazos ya fue mucho más fácil”, dice con una sonrisa. “Fueron sólo nueve meses. En total fueron tres operaciones: una a los 9, otra a los 11 y otra a los 14 años”, añade. Este tratamiento le permitió crecer 23 centímetros con las dos operaciones de piernas y 9 centímetros en los brazos.
“Todas las patologías sufrimos de discriminación, la mirada diferente, que te apunten con un dedo. La discriminación siempre está muy presente en la sociedad. Nosotros no elegimos esto, lo afrontamos como podemos y debemos”.
“Cuando sufría alguna burla, trataba de alejarme de esas personas, pero de chico me costaba manejarlo. De grande lo fui asimilando mejor”.
“Todo lo que logré con mi condición me llena de orgullo, si me miran diferente o me dicen algo hasta me pongo a epliar todo lo que pasó”.
“Me llena de orgullo ser el arquero de la selección, después de tantos años de pelear con mis problemas y salir adelante y es un placer representar a mi país. Jamás lo hubiese imaginado”.
“A medida que iban pasando los años, me fui dando cuenta de que mis amigos crecían y yo no y como me gustaba tanto jugar al fútbol me fui haciendo arquero que no se notaba tanto la diferencia”.
“Con la selección teníamos una gira con España, que iba a servir de preparación para la opa América en octubre en Perú, y en 2021 se venía el Mundial pero obviamente quedo todo postergado”.
“Ir a un centro comercial y no tener baños adecuado también son actos de discriminación que sufrimos”.
“Fui programando todas mis operaciones para tratar de no perderme nada de todo lo que vive un chico en su etapa escolar”.

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