El ultramaratonista marca la diferencia entre “tener que hacer algo” y “sentir hacer algo”. Cuando tenes que hacer algo tu rendimiento es de una manera, ahora cuando sentís hacerlo, no te para nadie.
Por Gonzalo Cornago
Sebastián Armenault, logró transformar su vida y la de muchos otros a partir de una pasión unida a la solidaridad. Un ejemplo inspirador que da cuenta de que todos podemos lograr cosas muy importantes cuando estamos dispuestos a superarnos.
Sebastián estará acompañando a Alejandro Negri este domingo en el Ultramaratón que unirá la ciudad de Ramirez con Lucas Gonzalez y en diálogo con Zona Mixta por FM Del Éxodo contó;
“Cuando corrí los 200 km del Sahara, el que llegó primero se llevó 5.000 dólares, yo llegué en el puesto 693 y doné más de 50.000 dólares. Por ejemplo, en el geriátrico doné anteojos recetados a todos los abuelitos, a uno de 92 años le cumplí el deseo de que pueda leer el diario por las mañanas. ¿Qué más se necesita?”
“Como muchas veces no sabemos qué queremos, aparece el fracaso, y esto es porque solo buscamos resultados. Hay que hacer lo que a uno le apasiona, eso transforma la idea de fracaso”.
“En mi caso el desafío era doble porque no soy famoso, no batí ningún récord, pero tengo un objetivo que es muy alentador: hacerle entender a las empresas que podemos llevar juntos un mensaje. Me apoyan por eso, no por un resultado, eso es un gran logro.”
Sebastián apadrina a tres merenderos, uno lo están terminando de construir ahora con los materiales que él mismo consiguió en el Iron Man que corrió en Mar del Plata en el verano. Estos merenderos son: “La unión hace la fuerza” (Ezeiza), “Mis peques” (Tortuguitas) y “Jardín de Dios” (José C. Paz).
Además de todo esto, es el primer sudamericano en correr los 7 continentes. “Fueron 7 carreras en las cuales siempre salí entre los últimos, y a pesar de eso estoy en un cuadro de honor mundial. No hace falta ganar una carrera para sentirte el campeón del mundo, sino animarse a correrla”.
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