
Por Cornago Gonzalo
Se levantaba todos los días a las 4 de la mañana para preparar el reparto. Vendía diarios, estudiaba, hacía deportes. De los 18 a los 21 trabajó en una fundición, junto a su padre. Hacía enganches y frenos de ferrocarril que se exportaban a Suiza, Alemania, Bélgica.
De pibe era bravo, tenía mala conducta. No lo echaron del colegio, porque como estudiante era bueno. Soñaba con ser boxeador, como su ídolo Carlos Monzón. Su madre no le permitió cumplir su sueño y aún hoy se lo reprocha. Se perdió un proyecto de boxeador y el arbitraje ganó un réferi que hizo historia: Horacio Elizondo.

Su imagen expulsando a Zinedine Zidane en la final de la opa del Mundo de Alemania 2006 recorrió el planeta, aunque él asegura que no fue la decisión más importante que haya tenido que tomar “Esa fue la decisión más mediática, pero no lo mas importante. En un campo de juego tuve montón de decisiones importantes y en mi vida ni te cuento: lo de Zidane fue un poroto al lado de las decisiones que he tenido que tomar en mi vida”
En épocas de coronavirus, las entrevistas en vivo por redes sociales se han convertido en un clásico y una manera de sobrellevar de la mejor manera el aislamiento preventivo. A través de su cuenta de Instagram Carlos Sosa, consultor, contador, coach ontológico y especialista en neurociencias, compartió una charla en vivo con el ex árbitro internacional quien actualmente se desempeña como Director del Departamento de Árbitros de la Asociación Paraguaya de Fútbol, donde tuvieron como tema central la “Toma de decisiones bajo presión o contextos difíciles”.
“Hay que adaptarse a los nuevos tiempos y amigarse con la tecnología. Hoy tenemos la posibilidad de poder charla en vivo y llegar a mucha gente a través de las redes. Hay que reinventarse continuamente, no solamente te lo exige el medio, sino que es una cuestión que depara mucha felicidad ir cumpliendo etapa y poniéndose nuevas metas y seguir intentándolo, para seguir creciendo” comentó Elizondo desde su casa en Luján, donde lo encontró de casualidad la cuarentena ya que reside en Paraguay donde desempeña sus funciones para la Asociación Paraguaya de Fútbol.
Una frustración previo al Mundial 2002 fue lo que lo llevo a Elizondo a comenzar a trabajar distintos aspectos de su vida los cuales podía mejorar y que le permitan lograr sus objetivos “Esa frustración que despertó en mí, una crisis existencial, no solo me hizo una mejor persona, sino también un mejor arbitro. Ante esa gran frustración me focalice en mejorar, La vida me premio al no ser elegido para ir al Mundial del 2002, porque cuatro años después cuando fui elegido para el Mundial de Alemania, me di cuenta que no estaba preparado para ir a Korea-Japón. Muchas veces sentimos que el mundo se nos viene abajo, cuando aparece la frustración y uno se hace muchas preguntas y ahí tenés que elegir: o te transformas en una víctima o tratas de salir, te ocupas y haces cargo de porque te pasan las cosas. El problema es parte de uno, no puedo mirarlo de afuera, tengo que mirarlo de adentro y ver porque se llegó a eso. Dentro de una crisis siempre hay algo positivo. Yo tenía que ver que me faltaba para estar en un Mundial y entonces me prepare para eso. Me autoanalicé: vi mis virtudes y cuáles eran las cosas que me faltaban no solo para ir a un Mundial, sino para estar preparado por dirigir una final. Me di cuenta que por más que yo sepa mucho de algo, si no estoy preparado mentalmente para tomar decisiones no voy a poder desempeñarme de la mejor manera y a partir de ahí empecé a trabajar en mi inteligencia emocional. Entonces mis decisiones iban a ser más completas y eso haría de mí un mejor árbitro. Me dio tanto resultado que no solo la incorporé al arbitraje, sino que también a mi vida”
Luego de recibirse como Profesor de Educación Física, Elizondo comenzó el curso de arbitraje de AFA, debutando en la primera división en marzo de 1992. Desde ese momento se lo conoció por ser totalmente imparcial y a la vez de ser comprensivo y tener muy buen trato con los jugadores, lo que lo llevó a entrar en la historia del arbitraje al ser juez en el partido inaugural de la Copa del Mundo 2006 entre Alemania y Costa Rica y dirigir también la final de ese mismo Mundial entre Italia y Francia. Ese mismo año fue elegido el mejor árbitro del Mundo y decidió retirase de la actividad
Ante situaciones como las que está viviendo el planeta, la paciencia es una de las palabras que más se escuchan a diario y el ex árbitro internacional se refirió a eso
“Cuando escuchamos que hay que tener paciencia, hay que tener en claro que la paciencia es la habilidad de esperar el tiempo con actitud, para cuando te encuentre la oportunidad estés listos. En 2002 no estaba listo para hacer todo lo que quería en un Mundial y me preparé durante 4 años para llegar de la mejor manera y por eso pasó lo que pasó en 2006. En la vida hay miles de oportunidades delante de ustedes y muchas veces no las vemos. Esta pandemia pone un signo de pregunta a muchas cosas. Si vamos a perder el trabajo, si vamos a poder seguir viviendo como lo veníamos haciendo. Si estamos preocupado y con miedo tenemos mas chance de que eso suceda, sepamos que es una posibilidad, pero actuemos para que eso no suceda y si sucede, tengamos un escenario preparado para afrontar lo que viene. Quizás no alanza con lo que venía haciendo y tenemos que ver cómo nos reinventamos. El miedo y la ansiedad siempre van a estar, tenemos que saber distinguirla y ver como la trabajamos. El tema no es estar preocupado, sino ocupado, tenemos que ocuparnos de los que nos pasa para poder resolverlo”
Dentro del campo de juego, Elizondo no solo tenía que tomar decisiones sino que esas decisiones, eran bajo presión y dentro de un escenario que todos estaban observando
“Siempre buscaba la manera de aflojarme y relajarme porque sabía que parte de mi trabajo era tomar decisiones y esas decisiones iban a ser bajo una gran presión, porque el fútbol en nuestro país influye en todo. En un primer momento yo me dedicada a planchar. Era la manera que encontraba de aflojarme. Tenía que poner mucha atención y concentración y esa era la manera en la que me iba preparando para dirigir. Eso me sirvió durante un tiempo. Después me dedique a provocar el llanto: siempre me costó mucho llorar y así iba acumulando muchas cosas y necesitaba descargar todo eso. Tenía que encontrar la manera de sacar toda esa presión y encontré en la música la manera de relajarme. Entonces si el partido era a la tarde, a la mañana encontraba el momento para aflojarme y después si ya enfocarme en lo que vendría”
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